¡Y GANÓ EL
POBRE!
Michel
Houllebeq, el enfant terrible de las
letras francesas contemporáneas escribió Sumisión,
novela que sitúa la trama en un escenario de una Francia islamista, al alcanzar
- tras elecciones democráticas- el poder
el candidato Mohammed Ben Abbes, líder de la imaginaria Fraternidad Musulmana.
A partir de ahí se instaura en el país la ley islámica en la que, por cierto,
el protagonista (francés de pura cepa) se encuentra cómodo. En fin, un escenario delirante y creíble al mismo tiempo, como en tantas buenas novelas (Don Quijote).
El viernes,
Sadiq Kahn, musulmán anglo-paquistaní, se proclamó, tras una relativamente
cómoda victoria en las urnas, alcalde de Londres. Ya, ya sé que no es lo mismo;
una cosa es ser musulmán y otra ser islamista y querer imponer la ley del
islam. El nuevo alcalde sustituye al fenómeno Boris Johnson, etoniano
convertido en la cabeza visible del Brexit y con aspiraciones a moverle la
silla a su compañero de colegio David Cameron si gana su referéndum.
Sadiq es hijo
de inmigrantes paquistanís que llegaron al Reino Unido en busca de futuro. Su
padre trabajó durante 25 años como conductor de autobús, su madre era costurera
(hay que ver la de notables que ha dado la profesión) y tuvieron ocho hijos.
Vivían en una vivienda social, en
Tooting, zona humilde del sur de Londres, en un piso de tres habitaciones, lo
que hace fácil imaginar las condiciones en que el muchacho creció: si los
padres ocupaban una habitación, quedaban dos más para los ocho hijos, lo que
salen a 4 por habitación. Quizás por ese motivo el chico dejó la casa paterna
en cuanto pudo. Antes, desde los dieciséis años y mientras vivía en Tooting,
echaba una mano a la economía familiar repartiendo periódicos los fines de
semana y de albañil en vacaciones de verano.
¿Y quién era
su rival por el Partido Conservador? Pues sí. Exactamente la otra cara de la
moneda; otro producto de Eton College, como Johnson y Cameron. Su nombre es Zac
Goldsmith, de la familia de los Goldsmith, que nos suena a judío, a alemán y a
millonario. Si el padre de Kahn era un modesto inmigrante conductor de autobús,
el de Zac era Sir James “Jimmy” Goldsmith que inspiró el personaje de Sir Larry
Wildman en el film Wall Street de Oliver Stone. El tipo (el padre del candidato
a alcalde) era una fuerza de la naturaleza. De familia rica, a los dieciséis
años, siendo alumno también de Eton ganó 8.000 libras en una estrambótica
apuesta de caballos, lo que en aquella época era un dineral, de modo que dejó
la escuela inmediatamente y se convirtió en hombre de negocios. En el pequeño
discurso de despedida del internado dijo a sus compañeros: “Un hombre de mis
posibles no puede continuar siendo un escolar”. Después vino una carrera de
éxitos en los negocios, tres matrimonios y algunas amantes. Su primer
matrimonio fue con la boliviana Isabel Patiño y Borbón. Al pedir la mano a Don
Antenor Patiño, magnate del estaño y padre de la novia, éste le dijo: “No
tenemos costumbre de casarnos con judíos” (en nuestra familia), a lo que
Goldsmith contestó: “Tampoco yo tengo por costumbre casarme con indias”. Fue en
su tercer matrimonio, con la que fuera su amante, Lady Annabel Birley, con
quien tuvo tres hijos, cuando nació Zac (Zacharias). Al casarse con su querida
se le atribuye la frase: “Quien se casa con su amante, deja una vacante libre”.
No sé quien sería la que ocupó el lugar de su recién estrenada esposa pero se
rumorea que Sir James era el padre biológico de Lady Diana Spencer, de ahí su cercana relación con la madre y con la
misma Princesa de Gales. Para contextualizar más el ambiente familiar de
Zacharias apuntaremos que su hermano Benjamin (Ben) está casado con Emma Rothchild,
hija del millonario Hon. Amstel Rothschild y Anita Guinness, de los Rosthchild
de toda la vida por un lado y los Guinnes, los cerveceros irlandeses, por el
otro. Dinero por todas partes. Y mucho.
La campaña por
la alcaldía fue dura y el tory acusó al laborista de connivencia con los
activistas islamistas. Ante la avalancha de críticas por sus objeciones a su
filiación religiosa, Kahn contestó vía Twitter: “No hace falta que me señales
como musulmán. Yo mismo lo pongo en mis folletos”. Y Londres, la gran metrópoli
multicultural y multirracial de Europa, en un gesto de grandeza, como si del
cuento de Blancanieves se tratara, le dio la victoria al hijo del autobusero
por delante del purasangre del establishment.
El ataque al
anglopaquistaní me recordó la irrupción
de Trump en la política. No sé si se acordarán, pero Trump presentó sus credenciales denunciando el
hecho de que Obama no había nacido en territorio de EEUU, lo que le inhabilitaba
para Presidente; hecho que el presidente desmintió aportando una certificación
de nacimiento expedida en Hawaii, lugar donde su madre, la blanquísima chica de
Kansas, dio a luz al bebé Barack. En su ilusoria obsesión por la pureza de
sangre americana ¿? Donald ha acusado a su rival, Ted Cruz de haber nacido… en Canada, otra ofensa para alguien como Trump que sólo parece
querer otorgar la pureza de sangre a los que provienen del País del Tupé, de
donde vienen él, Elvis, Anasagasti, Ortega y Gasset y Prince. Y al padre de
Cruz, ¿a ver si lo adivinan? Exacto: de haber matado a Kennedy. Believe it or not.
Román Rubio
Mayo 2016
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