sábado, 3 de septiembre de 2016

TE LO MERECES

TE LO MERECES




















Dice mi banco en un correo que me lo merezco, que si quiero me ponen 30.000€ en mi cuenta porque sí, porque me lo merezco, con solo hacer clic en donde pone “Sí, lo quiero”. Automático. Sin necesidad de ir a la oficina a contar si lo voy a usar para invertir, para consumo personal ni  nada. Por ser un buen cliente, dicen. En realidad, lo que quieren decir es que, considerando que soy un tipo solvente, que jamás he incurrido en lo que ahora llaman default y antes decíamos insolvencia o impago, que no tengo deudas y que he tenido durante toda mi vida adulta, y sigo teniendo,  ingresos regulares, el riesgo para el banco es mínimo, o nulo, con lo que la entidad ve asegurado el cobro del capital y sus intereses que vienen, eso sí, especificados en la letra pequeña. La misma generosa oferta han estado ofreciéndomela en el cajero cada vez que introduzco la tarjeta. Allí me daban 40.000.

Y me pregunto: ¿Es una buena estrategia ofrecer dinero en préstamo por costumbre a las personas que ya lo tienen? ¿Conocen ustedes a alguien que haya ido un día al cajero a   sacar dinero o hacer un trámite y haya decidido allí, in situ, endeudarse con el banco en, digamos, 40.000€ en un clic mal-leyendo la letra pequeña de los intereses y condiciones mientras el de detrás está esperando golpeando nerviosamente el suelo? ¿No creen que quién decide pedir esa cantidad en préstamo lo lleva pensando por lo menos desde el fin de semana y que le gustará ir a la oficina a que le expliquen exactamente el asunto de los intereses y las condiciones de devolución?, ¿o es que uno es raro y no sabe cómo funcionan las cosas? Me imagino volviendo a casa y diciéndole a mi mujer: “Cariño, he ido al cajero a sacar 80€ y me he quedado con un crédito de 40.000 pavos. ¡Son tan simpáticos! ¡Ah!, ¡y dicen que me lo merezco!” Si a mí, con mis modestos ahorros me ofrecen esa cantidad de dinero en préstamo automático, ¿cuánto le ofrecerán a tipos como Rato o Blesa? Imagino a los ciudadanos ejemplares de las tarjetas black introduciendo la propia en el cajero y éste ofertando dos o tres millones en préstamo automático porque sí, porque te lo mereces, chaval. Porque eres, no ya un buen cliente, sino un cliente ejemplar. ¡Venga ya! También me pregunto qué ofrece el cajero a la boliviana que friega la escalera de mi finca o si, en vez de ofrecer, le conmina a devolver la previsible deuda, pero eso es otra historia que sólo interesa a izquierdistas recalcitrantes y a tipos como Woody Allen que dicen sentirse mal los días de lluvia cuando salen a la calle, ven a gente sin paraguas y les dan ganas de regalarles el suyo.

Pero analicemos ahora la frase gancho de “te lo mereces” que popularizó hace no mucho una campaña publicitaria de El Corte Inglés y que expresa una idea extendida en el mundo occidental de que cada cual tiene (o aspira al menos a) lo que se merece, que en mi caso y en el de todos, porque hay que ser muy democráticos, es el todo. “Yo me merezco lo mejor” (aunque sea un canalla) parece ser el lema de una sociedad que tantos problemas tiene para manejar el ego: o lo tengo inflado y todo el mundo debería estar agradecido por el hecho de respirar (gratis) a mi lado o lo tengo por los suelos y pienso que soy una ruina prescindible y consciente de que el mundo funcionaría mucho mejor sin mí. ¿No querías ese vestido tan elegante y que te quedaba tan bien de Vincenzo & Porquino? Pues es tuyo, mujer, rezaba la publicidad de las rebajas de los grandes almacenes. ¿Y los zapatos de Ruperto Vespino, aquellos tan caros? Pues también, porque tú te lo mereces. Y tú, muchachote, te mereces ese traje de Leovigildo Plegma que antes valía 500€ y ahora sólo 450€, digno de un presidente autonómico del PP. Una ganga.

Como digo, la gestión del ego es un asunto nada baladí hoy por hoy. Bueno, nunca lo ha sido pero cuando había que hacer esfuerzos por llevarse la comida a la boca, como en el pasado, el asunto era menor. Hoy hay personal especializado en reforzamiento de la autoestima. Como yo estoy necesitado de esa medicina he encontrado un Gabinete en la Red que me va de perlas. Se trata  del Gabinete de Coaching Emocional de Isabel Sartorius y su equipo. Tienen una línea de actuación a la que denominan “porque te lo mereces”. Creo que me voy a apuntar como cliente, paciente o lo que sea. Eso, o pido el crédito. Una de dos.


Román Rubio
Septiembre 2016

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