TE LO MERECES
Dice mi banco en
un correo que me lo merezco, que si quiero me ponen 30.000€ en mi cuenta porque
sí, porque me lo merezco, con solo hacer clic en donde pone “Sí, lo quiero”. Automático. Sin
necesidad de ir a la oficina a contar si lo voy a usar para invertir, para
consumo personal ni nada. Por ser un
buen cliente, dicen. En realidad, lo que quieren decir es que, considerando que
soy un tipo solvente, que jamás he incurrido en lo que ahora llaman default y antes decíamos insolvencia o
impago, que no tengo deudas y que he tenido durante toda mi vida adulta, y sigo
teniendo, ingresos regulares, el riesgo
para el banco es mínimo, o nulo, con lo que la entidad ve asegurado el cobro del
capital y sus intereses que vienen, eso sí, especificados en la letra pequeña. La
misma generosa oferta han estado ofreciéndomela en el cajero cada vez que
introduzco la tarjeta. Allí me daban 40.000.
Y me pregunto:
¿Es una buena estrategia ofrecer dinero en préstamo por costumbre a las
personas que ya lo tienen? ¿Conocen ustedes a alguien que haya ido un día al
cajero a sacar dinero o hacer un
trámite y haya decidido allí, in situ,
endeudarse con el banco en, digamos, 40.000€ en un clic mal-leyendo la letra
pequeña de los intereses y condiciones mientras el de detrás está esperando
golpeando nerviosamente el suelo? ¿No creen que quién decide pedir esa cantidad
en préstamo lo lleva pensando por lo menos desde el fin de semana y que le
gustará ir a la oficina a que le expliquen exactamente el asunto de los
intereses y las condiciones de devolución?, ¿o es que uno es raro y no sabe
cómo funcionan las cosas? Me imagino volviendo a casa y diciéndole a mi mujer:
“Cariño, he ido al cajero a sacar 80€ y me he quedado con un crédito de 40.000
pavos. ¡Son tan simpáticos! ¡Ah!, ¡y dicen que me lo merezco!” Si a mí, con mis
modestos ahorros me ofrecen esa cantidad de dinero en préstamo automático,
¿cuánto le ofrecerán a tipos como Rato o Blesa? Imagino a los ciudadanos
ejemplares de las tarjetas black introduciendo la propia en el
cajero y éste ofertando dos o tres millones en préstamo automático porque sí,
porque te lo mereces, chaval. Porque eres, no ya un buen cliente, sino un
cliente ejemplar. ¡Venga ya! También me pregunto qué ofrece el cajero a la boliviana
que friega la escalera de mi finca o si, en vez de ofrecer, le conmina a
devolver la previsible deuda, pero eso es otra historia que sólo interesa a
izquierdistas recalcitrantes y a tipos como Woody Allen que dicen sentirse mal
los días de lluvia cuando salen a la calle, ven a gente sin paraguas y les dan
ganas de regalarles el suyo.
Pero
analicemos ahora la frase gancho de “te lo mereces” que popularizó hace no
mucho una campaña publicitaria de El Corte Inglés y que expresa una idea
extendida en el mundo occidental de que cada cual tiene (o aspira al menos a)
lo que se merece, que en mi caso y en el de todos, porque hay que ser muy
democráticos, es el todo. “Yo me merezco lo mejor” (aunque sea un canalla) parece
ser el lema de una sociedad que tantos problemas tiene para manejar el ego: o
lo tengo inflado y todo el mundo debería estar agradecido por el hecho de
respirar (gratis) a mi lado o lo tengo por los suelos y pienso que soy una ruina
prescindible y consciente de que el mundo funcionaría mucho mejor sin mí. ¿No
querías ese vestido tan elegante y que te quedaba tan bien de Vincenzo &
Porquino? Pues es tuyo, mujer, rezaba la publicidad de las rebajas de los
grandes almacenes. ¿Y los zapatos de Ruperto Vespino, aquellos tan caros? Pues
también, porque tú te lo mereces. Y tú, muchachote, te mereces ese traje de
Leovigildo Plegma que antes valía 500€ y ahora sólo 450€, digno de un
presidente autonómico del PP. Una ganga.
Como digo, la
gestión del ego es un asunto nada baladí hoy por hoy. Bueno, nunca lo ha sido
pero cuando había que hacer esfuerzos por llevarse la comida a la boca, como en
el pasado, el asunto era menor. Hoy hay personal especializado en reforzamiento
de la autoestima. Como yo estoy necesitado de esa medicina he encontrado un
Gabinete en la Red que me va de perlas. Se trata del Gabinete de Coaching Emocional de Isabel
Sartorius y su equipo. Tienen una línea de actuación a la que denominan “porque
te lo mereces”. Creo que me voy a apuntar como cliente, paciente o lo que sea.
Eso, o pido el crédito. Una de dos.
Román Rubio
Septiembre
2016
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