EL
BIZARRO AÑO DEL SORPASO
Hace un año
por estas fechas escribí un artículo comentando las palabras del 2015 al que
titulé Memes, vocablo que aprendimos para
designar los montajes fotográficos o de vídeo con ocurrente mensaje que viajan
por las redes sociales y los entornos de mensajería del smartphone. La palabra no era nueva, la había usado por primera vez
Richard Dawkins en 1976 en su libro The
Selfish Gene, pero tendría que nacer Internet y sus canales para que se
popularizara. Unos pocos años antes habíamos aprendido la palabra smartphone, objeto con el que aprendimos
a hacer selfies y ahora nos
preguntamos cómo pudimos vivir tantos años haciendo con la cámara algo que no
sabíamos ni llamar por su nombre. El año anterior ¿o fue hace tres? habíamos
aprendido a decir precuela, hipster,
tsunami, emoticono, tunear, coworking, fracking y otros neologismos o
préstamos lingüísticos del inglés que parece que hayan estado con nosotros
desde hace siglos.
¿Y este año?
¿Qué palabras nuevas o seminuevas nos ha traído el año de la posverdad? Pues
bien, la Fundación Fundéu acaba de sacar el listado de las doce palabras que,
según ellos, han venido con el año; de entre ellas saldrá el neologismo
favorito de los españoles. En primer lugar, para quien no conozca la
institución a la que me refiero, les diré que Fundéu -o Fundación del español
urgente- es un prestigioso organismo patrocinado por la Agencia Efe y el BBVA,
asesorado por la RAE, cuyo objetivo es el buen uso del español en los medios de
comunicación. La biblia del uso de la lengua, vaya.
Las doce
palabras son: sorpaso, bizarro,
youtubero, populismo, LGTfobia, posverdad, abstenciocracia, cuñadismo,
ningufoneo, vendehúmos, videoarbitraje y papilomavirus.
No tengo
comentarios que hacer sobre algunas de ellas, como por ejemplo populismo: muchos la hemos usado
siempre, aunque quizá con menor frecuencia que ahora, por razones obvias.
Tampoco me merecen atención vendehúmos
(también de uso común, al menos en mi círculo), ni videoarbitraje, ni youtubero
(por fea y malsonante) ni papilomavirus
que no sé ni lo que es. Sí me interesan algo más las otras.
Sorpaso (o sorpasso, como la conocíamos) era usada
en el contexto de la prehistoria (años 60 y 70) de la política italiana,
escenario en el que el PCI siempre estaba a punto de ganar a la Democracia
Cristiana y nunca lo conseguía. Con bizarro
ocurría algo curioso: el significado español se refería a algo audaz, valiente desinteresado
y caballeroso, en tanto que en el inglés y el francés significa extraño, raro.
Poco a poco el habla cotidiana empezó a dotar a la palabra con el sentido nuevo
hasta convertirse en la segunda palabra más buscada en el diccionario de la RAE
en el año. Otro caso interesante es el de cuñadismo,
que ha pasado de referirse al nepotismo a designar la cansina letanía del
pariente que todo lo sabe. No comentaré posverdad
(de post-truth, la favorita del año
del Oxford Dictionary), que fue motivo de un artículo en este mismo blog, pero
sí me referiré a ningufoneo,
neologismo absolutamente necesario -aunque feo- para designar el hecho común de
ignorar a la persona que está con uno en beneficio de la atención a la pantalla
del móvil.
No quiero
dejar de mencionar dos neologismos del inglés que también he aprendido este año.
El primero es mansplaining (de man, hombre y explain, explicar). Se trata de esa irritante actitud de los
hombres de explicar las cosas a las mujeres de manera condescendiente y
paternalista. Si: el ¡deja que te explique!, al tiempo que se interrumpe el
discurso femenino. El segundo –más irritante aún, a mi parecer- es esa manía
que tienen (o tenemos) los hombres de sentarnos despatarrados en los lugares
comunes como autobuses o metro. Le llaman manspreading,
queda fatal, y dicen que lo hacemos a menudo. ¡Ay, Dios!
Román Rubio
Diciembre 2016
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