miércoles, 18 de enero de 2017

QUEDAMOS EN MÁLAGA

QUEDAMOS EN MÁLAGA
Hace tiempo escribí un artículo denunciando el absurdo del precio de los billetes de avión comparado con los precios del tren, del taxi y hasta del chuletón de Ávila. En él hacía notar que si bien un viaje en tren a un pueblo del Macizo Central francés me costaba unos 130€ (sólo ida) en tren, un billete de avión a Milán me costó 42€, ida y vuelta. Ganará el tren en comodidad -dirá usted-. Pues bien, cierto que el espacio del asiento es mayor y te permite meter cómodamente las piernas, pero también es cierto que el viaje en tren duraba 13 horas (con sus enlaces) para recorrer 880 kilómetros y el avión te lleva los 1.350 km del trayecto a Milán en un par de horitas. Es, por tanto, mucho más rápido y muchísimo más barato. Hasta el absurdo.


Ayer me desayuné en el periódico con una noticia similar. Dos amigas inglesas, Zara, de Birmingham y Lucy, de Newcastle, ciudades que distan 320 kilómetros una de otra, decidieron quedar un fin de semana, con lo que una debía comprar un billete de tren para acudir a la ciudad donde vivía su amiga. Comoquiera que no lo habían previsto con la suficiente antelación, se encontraron con que el billete costaba 105 libras (119 €) y decidieron modificar el plan. Ryanair les ofrecía un billete de ida y vuelta a Málaga, a la de Birmingham por 20 libras (23€) y a la de Newcastle por 55 libras (62€), de modo que, sumados los precios de los dos billetes, 85€, todavía ahorraban 34€ sobre el precio que cargaba British Rail (la Renfe local). Las jóvenes –que, por lo que se desprende de la noticia no nadaban en el dólar- completaron su estancia en Málaga y Granada alojándose en Hostels de 12 y 14 euros por persona y noche, con lo que con el ahorro del billete se pagaron prácticamente el alojamiento.

Y díganme: ¿Tiene sentido que dos billetes de avión de Inglaterra a Málaga (ida y vuelta) valgan menos que un billete de tren de Birmingham a Newcastle, ciudades separadas por poco más de 300 kilómetros? Llegará el día en que será más barato quedar en San Francisco con Ryanair que en Cuenca con Renfe.

Y me pregunto yo: si las low cost ganan dinero ¿Qué hacían las compañías antes de que se inventara Ryanair? ¿Cuántos manguis, señoritangos incompetentes acostumbrados al lujo y el despilfarro habría entre los ejecutivos de las compañías aéreas?

Hace algún tiempo que un tal Sam Cookney, británico también, éste de Londres, se fue a vivir a Barcelona. Al joven, que trabajaba desde casa y se tenía que desplazar a la central de Londres una vez a la semana, le salía más a cuenta vivir aquí y desplazarse de cuando en cuando a su oficina en Londres que pagar un alquiler en, digamos, Islington. Y según él era más divertido. Las chicas también piensan lo mismo. Si el Poble Nou le resulta al inglés más atractivo que Islington, ¿como va a aguantar Birmingham la comparación con Málaga? ¿O el fish&chips con el pescaíto frito?
Román Rubio
Enero 2017

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