miércoles, 15 de marzo de 2017

LA ZORRA Y LAS UVAS

LA ZORRA Y LAS UVAS

Es voz común que a más del mediodía
en ayunas la zorra iba cazando.

Halla una parra, quedase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.
Causábale mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó y anduvo en probaduras;
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la zorra dijo:
"¡No las quiero comer! ¡No están maduras!"
No por eso te muestres impaciente
si se te frustra, Fabio, algún intento;
aplica bien el cuento
y di: ¡No están maduras!, frescamente.

Samaniego

Andaba la zorra acalorada y, al no poder alcanzar las refrescantes uvas llenas de jugo, se convenció a sí misma de que no valía la pena. Sostres salió en defensa de la zorra (Rajoy) que había eludido una pregunta en inglés de un periodista de la BBC con un balbuceo marianista, dando cuenta de la inmadurez de las uvas con argumentos tan descabellados y falaces como los de que “saber idiomas es de secretarias”, “necesitan saber idiomas los que obedecen”, “en mi vida las órdenes las doy yo y como ya les dije la semana pasada, de momento nos va todo bien” ¿?, “alardear de idiomas” significa tener “mentalidad de servicio”, “los viajes hay que tenerlos resueltos a los 30 años y la variación es el movimiento del fracaso”¿? Y la aún más enigmàtica frase de “saber idiomas es bisutería de condesa de pago, pero la vida es muy dura en las afueras de Dios ¿? Y por eso los cursos de inglés se venden como churros y por eso la turba me grita y me insulta mientras se ve hacer el fondo de su horror” ¿¿¿??? Lo siento, pero este último profundo pensamiento del filósofo Sostres (que no Sartre ni Sócrates) me recuerda la letrilla que cantaban los mozos de algún pueblo de: “el día que tú naciste, nacieron todas las flores, por eso los albañiles, llevan zapatillas blancas”. ¿Qué tiene que ver las afueras de Dios con los cursos de ingles? La verdad es que se trata de un dislate sin pies ni cabeza a no ser que se refiera a que “dentro” de Dios nos viene dado el don de las lenguas, como le fue dado a los discípulos de Cristo por obra y gracia del Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego y a los de afuera no les quede más remedio que recurrir al socorrido curso de inglés, curso al que, por cierto está apuntado Mariano con decepcionante resultado. Y ¿qué quiere decir eso de “... me insulta mientras se ve hacer el fondo de su horror”?
Lo que tengo claro es que el señor, no Mariano, sino Sostres, no habla inglés ni ninguna otro idioma aparte del castellano y de ahí que, como la zorra, se dedica a despreciar a uno de los conocimientos más valiosos.

Escuché al Rey de España (entonces Príncipe) dirigirse en inglés al Comité Olímpico Internacional en Buenos Aires intentando contrarrestar con su bien decir la patética intervención de la señora del “relaxing cup of café con leche”, ambos abogando por Madrid y su candidatura maldita, y también escuché hace poco a Ana Patricia Botín dirigirse a no sé que cúpula bancaria expresándose en un correctísimo inglés que haría al señor Botín padre, sin duda, revolverse en la tumba (de satisfacción). Y hace años me tragué en la CNN una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU en la que el ministro de exteriores francés Dominique de Villepin plantó cara a los EEUU y al Reino Unido explicándoles en un elegante francés que la invasión de Irak era ilegal, torpe y estaba en desacuerdo con el derecho internacional, haciendo las delicias de muchos europeos y españoles como yo que se vieron malrepresentados por una aturullada Ana de Palacios en representación de Aznar y, supuestamente, de los españoles. Villepin habló en francés, por supuesto, pero a la salida de la reunión de la que había sido protagonista por razones obvias fue requerido a una rueda de prensa en la que el galo respondió a los periodistas que le interpelaron en un magnífico inglés y sí, también en español, lengua esta, y literatura, de las que resultó ser conocedor y entusiasta.

Y es que, amigos, una cosa es representar a un país con discursos oficiales, en donde un presidente debe usar su propia lengua (para eso están los intérpretes y traductores) y otra diferente lidiar con la prensa y alternar en las comidas, los pasillos y las reuniones y es ahí donde los balbuceos marianistas de “it’s very difficult todo esto”, “venga, hombre, no vamos a hacer... venga, adelante, sí hombre, luego, luego” no funcionan, de verdad; por más que los Sostres o los Postres se empeñen en convencer a la zorra de que las uvas están verdes y no vale la pena comérselas, de verdad. Las uvas están frescas y llenas de rico zumo; sólo hay que tener una escalera para alcanzarlas. Y tú lo sabes, Mariano.

Román Rubio

 


 


 




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