LA ZORRA Y LAS
UVAS
Es voz común
que a más del mediodía
en ayunas la zorra iba cazando.
Halla una parra, quedase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.
Causábale mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó y anduvo en probaduras;
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la zorra dijo:
"¡No las quiero comer! ¡No están
maduras!"
No por eso te muestres impaciente
si se te frustra, Fabio, algún intento;
aplica bien el cuento
y di: ¡No están maduras!, frescamente.
Samaniego
Andaba la zorra acalorada y, al no poder alcanzar las
refrescantes uvas llenas de jugo, se convenció a sí misma de que no valía la
pena. Sostres salió en defensa de la zorra (Rajoy) que había eludido una
pregunta en inglés de un periodista de la BBC con un balbuceo marianista, dando
cuenta de la inmadurez de las uvas con argumentos tan descabellados y falaces
como los de que “saber idiomas es de
secretarias”, “necesitan saber
idiomas los que obedecen”, “en mi
vida las órdenes las doy yo y como ya les dije la semana pasada, de momento nos
va todo bien” ¿?, “alardear de
idiomas” significa tener “mentalidad
de servicio”, “los viajes hay que tenerlos resueltos a los 30 años y la
variación es el movimiento del fracaso”¿? Y la aún más enigmàtica frase de “saber idiomas es bisutería de condesa de
pago, pero la vida es muy dura en las afueras de Dios ¿? Y por eso los cursos de inglés se venden
como churros y por eso la turba me grita y me insulta mientras se ve hacer el
fondo de su horror” ¿¿¿??? Lo siento, pero este último profundo pensamiento
del filósofo Sostres (que no Sartre ni Sócrates) me recuerda la letrilla que
cantaban los mozos de algún pueblo de: “el día que tú naciste, nacieron todas
las flores, por eso los albañiles, llevan zapatillas blancas”. ¿Qué tiene que
ver las afueras de Dios con los cursos de ingles? La verdad es que se trata de
un dislate sin pies ni cabeza a no ser que se refiera a que “dentro” de Dios
nos viene dado el don de las lenguas, como le fue dado a los discípulos de
Cristo por obra y gracia del Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego y a
los de afuera no les quede más remedio que recurrir al socorrido curso de
inglés, curso al que, por cierto está apuntado Mariano con decepcionante
resultado. Y ¿qué quiere decir eso de “...
me insulta mientras se ve hacer el fondo de su horror”?
Lo
que tengo claro es que el señor, no Mariano, sino Sostres, no habla inglés ni
ninguna otro idioma aparte del castellano y de ahí que, como la zorra, se dedica a
despreciar a uno de los conocimientos más valiosos.
Escuché
al Rey de España (entonces Príncipe) dirigirse en inglés al Comité Olímpico Internacional
en Buenos Aires intentando contrarrestar con su bien decir la patética
intervención de la señora del “relaxing cup of café con leche”, ambos abogando
por Madrid y su candidatura maldita, y también escuché hace poco a Ana Patricia
Botín dirigirse a no sé que cúpula bancaria expresándose en un correctísimo
inglés que haría al señor Botín padre, sin duda, revolverse en la tumba (de
satisfacción). Y hace años me tragué en la CNN una sesión del Consejo de
Seguridad de la ONU en la que el ministro de exteriores francés Dominique de
Villepin plantó cara a los EEUU y al Reino Unido explicándoles en un elegante
francés que la invasión de Irak era ilegal, torpe y estaba en desacuerdo con el
derecho internacional, haciendo las delicias de muchos europeos y españoles
como yo que se vieron malrepresentados por una aturullada Ana de Palacios en
representación de Aznar y, supuestamente, de los españoles. Villepin habló en
francés, por supuesto, pero a la salida de la reunión de la que había sido
protagonista por razones obvias fue requerido a una rueda de prensa en la que
el galo respondió a los periodistas que le interpelaron en un magnífico inglés
y sí, también en español, lengua esta, y literatura, de las que resultó ser conocedor y entusiasta.
Y
es que, amigos, una cosa es representar a un país con discursos oficiales, en
donde un presidente debe usar su propia lengua (para eso están los intérpretes
y traductores) y otra diferente lidiar con la prensa y alternar en las comidas,
los pasillos y las reuniones y es ahí donde los balbuceos marianistas de “it’s
very difficult todo esto”, “venga, hombre, no vamos a hacer... venga, adelante,
sí hombre, luego, luego” no funcionan, de verdad; por más que los Sostres o los
Postres se empeñen en convencer a la zorra de que las uvas están verdes y no
vale la pena comérselas, de verdad. Las uvas están frescas y llenas de rico
zumo; sólo hay que tener una escalera para alcanzarlas. Y tú lo sabes, Mariano.
Román
Rubio
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