jueves, 3 de agosto de 2017

DULCEIDA

DULCEIDA
No sabía de su existencia  hasta la semana pasada. En una encuesta a jóvenes (chicos y chicas) españoles salía como uno de los referentes entre las chicas a la pregunta de “a quién te querrías parecer”. Al cabo de uno o dos días se levantó un pequeño revuelo en las redes a propósito de un mensaje que la tal Dulcinea (digo, Dulceida) de Barcelona –bloguera e “influencer”- subió a su cuenta de Facebook. Decía:
De haber sido su profesor de Lengua Española le habría dicho que “sí” se escribe con acento (en este caso) y que “sabéis” e “iré” también; que “saludarme” debería ser “saludadme” como imperativo que es y que entre “importantes” y “jajaja” debería haber (quizá) un punto. En fin, todo esto es perdonable, incluso a alguien que tiene 1.9 millones de seguidores en Instagram y 1.3 millones de suscriptores en su canal de YouTube. Como yo solía decir a mis alumnos: “No aprendáis ortografía. La mayoría de las personas que conozco a quienes les va bien en la vida no saben escribir correctamente y mucho menos puntuar un texto” –debo confesar que muchos siguieron el consejo sin gran oposición-. Lo que me resulta enternecedor es el estilo: eso de “la playi”, “las fotis” y las “pintas importantes”, tengo que reconocer que me subyugó y me dio alguna pista del porqué de su éxito como “influencer”.
En cuanto al mensaje en sí, al contrario que a muchos de sus seguidores,  a mí me resultó totalmente indiferente, teniendo en cuenta que veraneo en un pueblo de boina y botijo, lo que hace improbable  un encuentro en “la playi” con la celebridad, sea con o sin “fotis”. De las pintas, mejor no hablar.

En la misma semana, en La Línea de la Concepción, un policía local murió en el transcurso de una persecución de un traficante que logró escapar. El caso produjo gran consternación en todo el Campo de Gibraltar dando lugar a manifestaciones en apoyo y reconocimiento a la familia y los compañeros del fallecido. Bueno, no todos mostraron su consternación: una joven de 22 años de La Línea fue arrestada y puesta a disposición judicial por subir a las redes el comentario:
“Sois una vergüenza la policía anda ijos de puta keya no vais a encontrar el chaval no tiene culpa ke vuestro compañero este muerto kebien muerto esta yo me alegro keste muerto”.
Seguido de este otro:
 “Aber si se mueren todos os policías porke para loke valen me importa un carajo loke opine la gente porke hay muchos come culoss!”.
Señoría, no hay comentarios, como diría el abogado. Pero fíjense qué curioso: La chica salió del juzgado en libertad con cargos y subió a las redes este otro mensaje:
“Con mis palabras pude hacer daño sin mirar las consecuencias hacia sus seres queridos solo pedir perdón ya que no hay excusas para mi comportamiento aunque yo estuviera pasando por una mala experiencia en mi vida no es excusa ni motivo ni comportamiento para hacer decir lo que dije”.
La joven, en su corta estancia en comisaría y en presencia del juez, además de experimentar una mutación moral importante, milagrosamente, había aprendido a escribir. Bueno, el texto no es que sea un ejemplo de estilo pero tampoco hay porqué ponerse a hilar tan fino. Lo cierto es que la policía y el juez consiguieron en un plisplás lo que sus maestros y profesores no habían conseguido con años de dictados y otras amenidades didácticas.

Hay quien domina la técnica de la escritura (o se le supone) y decide, sin embargo, saltarse las reglas, provocando, sin querer, su propia ruina. Este es el caso de Enrique Sardá Valls, Cónsul de España en Washington, cesado por el Ministro Dasís hace un par de días por subir a su cuenta de Facebook (solo para sus amigos) el siguiente mensaje referido a Susana I de Andalucía:
 “Verano tórrido. Hay que ver qué ozadía y mar gusto de la Susi. Mira que ponerse iguá que Letizia. Como se ve ke no sabe na de protocolo ella tan der pueblo y de izquielda. Nos ha esho quedar fatá a los andaluse. Dimisión ya”.
Ya ven, por la pluma y de la pluma  muere y vive el pez.

Román Rubio
Agosto 2017 



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