lunes, 25 de septiembre de 2017

ANUBIS

ANUBIS
¿No se han preguntado nunca de donde provienen los nombres de las operaciones policiales? Para que el nombre sirva a su cometido es deseable que cumpla ciertos requisitos: debe aludir al objetivo  y, al mismo tiempo, su vinculación no debe ser demasiado evidente para no dar pistas en el círculo del investigado. Así, han sido famosas  actuaciones como la Operación Nécora contra el narcotráfico gallego, haciendo referencia al crustáceo propio de las Rías o la Operación Malaya de desmantelamiento de la corrupción en el Ayuntamiento de Marbella,  palabra que parece ser una simbiosis de Málaga y Marbella, aunque hay quien opina que es la tortura malaya la que, por algún sofisticado resorte, alude al caso.  Como quien puso el nombre no ha opinado sobre el particular, tanto me vale una explicación como la otra. Otra operación con una relación clara con el objeto de la investigación fue el de Operación Emperador contra la mafia china en España, que hacía referencia a la película El último emperador de Bertolucci. La operación Ogro fue el nombre que ETA dio al operativo que acabó con el asesinato de Carrero Blanco por el “parecido” del personaje con la idea que los etarras tenían de un ogro (claramente en tiempos anteriores a Shrek).

La relación no siempre resulta tan obvia: en ocasiones, la imaginación se agudiza hasta obtener productos francamente notables. El operativo mayor y de más repercusiones contra la corrupción y financiación irregular del PP se bautizó como Operación Gürtel, con la que muchos aprendimos que así era como se decía correa o cinturón en alemán. Genial: enormemente descriptivo e indetectable para el interesado que, de no saberlo,  nunca relacionaría el caso con su persona.  La Operación Púnica, que acabó con la carrera política de Francisco Granados y dio con sus huesos en la cárcel que él mismo había inaugurado, se llama de esa manera, no refiriéndose a las Guerras Púnicas -como podría parecer en un análisis superficial-, sino porque Punica granatum es el nombre científico del árbol del granado, que alude directamente al apellido del primer incausado. La Operación Taula, dirigida contra el PP valenciano se refiere a las Taulas de canvi, arcaico instrumento bancario del Reino de Aragón y la Operación Lezo (y esta es mi favorita), que acabó con Ignacio González, hace referencia a Blas de Lezo, Mediohombre, héroe nacional semiolvidado  en España por vasco y en el País Vasco por servir a  España. El hecho de que defendiera Cartagena de Indias contra el ataque de la mayor Armada inglesa (en donde el prócer madrileño fue retratado con bolsas de basura llenas –presuntamente- de billetes)  hizo que el Almirante inglés rumiara, derrotado, su “God damn you, Lezo”.

Tras tantos felices hallazgos idiomáticos debo reconocer que me siento desorientado ante la última proeza lingüística de la policía llamando Operación Anubis a la acción antirreferéndum en Cataluña.  No consigo, por más que me lo propongo, encontrar un  nexo convincente. Para algunos, independentistas convencidos, es una muestra más de la perfidia del gobierno central en su empeño de seguir humillando la realidad catalana. Anubis, en la mitología egipcia, representado con cabeza de un cánido (chacal o perro salvaje) de piel negra y cuerpo de humano, es el dios de la muerte y patrón de los embalsamadores y esta es la lectura que muchos hacen, la más obvia e interesada. Cabría otra interpretación: Según Plutarco, Anubis es el hijo ilegítimo de Neftis y Osiris. Cuando este es asesinado y desmembrado por Seth, Anubis participó junto a Isis y Neftis en la reconstrucción del cuerpo de Osiris, inaugurando, así la práctica de la momificación, lo que aludiría a la antidesmembración de España.

Yo, particularmente, encuentro más plausible esta última versión: Anubis como reconstructor de un cuerpo desmembrado; aunque, si me hubieran dado a elegir a mí, y conociendo de antemano el desenlace de los acontecimientos, la habría denominado Operación Piolín.

Román Rubio


                     










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