JUBILADOS
Día sí día también las calles se llenan de jubilados
encolerizados por lo que (según muchos) es una subida tacaña de la pensión. El
Gobierno ofrece un 0.25% de subida y el IPC aumenta ¿el 1.1%? Y en esas estamos: que si la pérdida de poder
adquisitivo, que si tal, que si cual. Total, por unos pocos euros que ni son
solución para el jubilado ni lo es para el gobierno. El gobierno (todos los
gobiernos) se dan cuenta de estar en una
situación inasumible, que el sistema no se puede mantener y se tira
tierra a los ojos subiendo una cantidad irrisoria para aplazar el problema; y
los jubilados, que intuyen que el sistema se colapsa, piden unos eurillos más sin
darse cuenta (o sin querer hacerlo) de que el verdadero problema es que, en
algún momento, llegará un gobierno que no podrá pagar la nómina. Ni corregida
ni sin corregir con el IPC. Así de sencillo.
¿Y eso, por qué? Pues por lo que ya saben: las
pensiones se pagan bien por imposiciones de los trabajadores o por aportaciones
del estado, vía impuestos. Los trabajadores nuevos son pocos y delgaduchos:
vendedores de crecepelos por teléfono, repartidores, captadores callejeros de
ONGs, empaquetadores de compras online, dependientes, vigilantes, camareros y kellies que poco pueden aportar a las arcas del trabajo —bastante
tienen con sobrevivir—. También hay informáticos, ingenieros y arquitectos, y
muy buenos, pero esos suelen ser becarios de magro sueldo desarrollando trabajo
de profesional o bien están trabajando en Alemania cobrando un buen dinero y
aportan allí. La segunda manera de financiar las pensiones es la aportación del
estado vía impuestos con lo que habría que subir estos, cosa que, según los
expertos, no traería sino huída de capital de los grandes y asfixia de la
pequeña empresa, de los autónomos y de los emprendedores. Mal asunto.
Lo cierto es que cada año hay más jubilados y con
pensiones mayores mientras que los que aportan son los mismos (o menos) con
sueldos de colibrí. Así, los meses de la
extraordinaria, el gobierno tiene que echar mano del fondo de la hucha de las
pensiones que ha pasado de tener 66.815 millones en 2011 a cero hoy en día. Y
todo en un momento de vacas godas en que los astros están alineados a favor de
la economía de un país que debería estar ahorrando para (como dicen los
ingleses) los días de lluvia. A saber:
Las
exportaciones van viento en popa. En 2017 se exportó por valor de 277.126
millones de euros, un 8.9% más que el año anterior. Por cierto: la autonomía
líder en exportación es Cataluña, con un 25,6% del total.
El turismo
(nuestra mayor y más exitosa industria) rompe cada año las costuras del corsé.
En 2017 se registraron 82.5 millones de entradas de turistas, más turistas que
nunca y más que nadie en el mundo, exceptuando Francia, que hicieron un gasto de 87.000 millones de
euros (un 12.4% más que el año anterior). Adivinen cual es la región española
líder en el sector.
El petróleo y
el gas (fuentes energéticas que España tiene que comprar en el extranjero —casi—
en su totalidad) se mantienen a precios razonables. De hecho, el precio del
barril de crudo ha desaparecido de los telediarios.
La financiación del Reino de España está garantizada
por un Banco Central Europeo que
decidió en su momento intervenir con sus reservas siempre que fuera necesario
para garantizar la viabilidad financiera del país. Desde ese mismo momento la
famosa Prima de Riesgo, que irrumpió sin ser invitada en un momento de nuestras vidas, ha desaparecido en la bruma como si se
tratara de nuestras semiolvidadas primas de Reus o de Ponferrada.
¿Me pueden decir que tiene que ocurrir para que el
sistema de pensiones sea solvente? ¿Y, qué ocurrirá cuando dos o tres de estas
circunstancias soplen de cara? Porque ocurrir, todos sabemos que ocurrirá.
Según Murphy y mi abuela, lo que pasa una vez, vuelve a pasar. Siempre.
Lo tengo dicho: tendremos que acostumbrarnos a vivir
con menos. No pasa nada. Un coche pequeño mejor que uno grande y una scooter puede
sustituir al pequeño. No hay porqué jugar al golf; la petanca es también muy
distraída y el viaje al Perito Moreno siempre pueden ser sustituido por las fiestas
del pueblo, que son tan divertidas o más. El huerto es una buena y barata
opción para proveer la casa de verduras frescas que son más sanas que las
carnes rojas y si nos da el terreno para tener unas gallinitas, mejor que
mejor. Y a lo nuestro: a clases de Pilates tres veces a la semana, media hora
de meditación diaria y a seguir con nuestros hábitos de desayunar nuestra quinoa,
nuestro té verde y nuestro tallito de
apio mojado en zumo de tomate ecológico acompañado de dos nueces los domingos.
Y a vivir que son dos días. O 120 años, ¿quién sabe?
Román Rubio
Abril 2018
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