martes, 29 de mayo de 2018

CASAS Y COSAS



CASAS Y COSAS



Jiménez Losantos —esa especie de Haddock turolense (por los insultos)— llama a la casa de los lideresos de Podemos Villa Tinaja por tener esta, junto a la piscina, ese elemento distintivo del mundo “rural” tan común y de gusto tan pequeñoburgués y han decidido someter a juicio de los suyos la compra de la tinaja y la casa que la acompaña.
Han participado 188.176 personas en el proceso —el 70% de los 250.853 inscritos activos—. De ellos, 128.300 (un 70%) han votado a favor. ¿A favor de qué? De que Pablo e Irene (Pabla e Ireno, según Losantos) vayan adelante con tan arriesgada adquisición y. al mismo tiempo, sigan siendo sus líderes.
El hecho de que 188.176 personas, instruidas e inteligentes, participan en tan pueril mascarada es algo que se me escapa, pero, en fin, ¡hay tantas cosas que se le escapan a uno! Esos remilgos con el qué dirán de la compra nunca los tuvo Zaplana, que siempre compró lo que quiso y al contado. Aunque creo que no he elegido un buen ejemplo.

 Kichi I de Cádiz afeó la adquisición en una carta abierta dirigida a la feliz pareja. El alcalde argumenta que él y su pareja, Teresa Rodríguez, coordinadora de Podemos en Andalucía y parlamentaria en Sevilla, viven de alquiler en un bajo de 40 metros cuadrados en el barrio de La Viña de Cádiz (que no es precisamente el más lujoso de la contornada), vivienda que comparten temporalmente con los dos hijos del alcalde de una relación anterior.
Y, ¿cómo explican que dos personas con los ingresos que tienen por sus trabajos no sean capaces de encontrar un lugar más cómodo y apropiado para vivir? No les extrañe que algún día sus hijos se presenten en el Juzgado de Guardia a denunciar a su(s) progenitor(es) por tenerlos en condiciones lamentables de intimidad por pura tacañería. O eso o porque se lo dan al partido, lo cual es éticamente aún más objetable. ¿No estaría mejor invertido el dinero dando a sus hijos y a ellos mismos mejor calidad de vida?

Recuerdo a la proscrita expresidenta madrileña Cristina Cifuentes confesar en una ocasión (antes, mucho antes de las lluvias de primavera) que a ella no podían acusarla de corrupción ya que vivía alquilada y con 3.000 € en la cuenta. ¿Cómo le dan la administración de su dinero los madrileños a una persona que no tiene ni casa en propiedad y solo 3.000 € en la cuenta a alguien que ganaba 30.000€ más que Rajoy? Y eso que aún no se conocían los hábitos ahorradores de la política. ¿Qué se podía esperar de alguien así?

¡Ay, la casa! Un empresario francés acaba de comprar un mausoleo en el cementerio veneciano de San Michele in Isola por la atractiva cifra de 350.000 €, que es la mitad de lo que vale Villa Tinaja, el doble de lo que vale la casa de muchos de nosotros e infinitamente más que la de Cifuentes, la pobre.

No ha habido tanto trajín con lo de la casa desde que la Preysler se hizo la suya en 1992. Los españoles se lanzaron en tropel a los kioscos a ver con sus ojitos la que se conoció como Villa Meona, por contar con nada menos que 13 cuartos de baño. Lo más comentado del chamicillo fue la anécdota (cierta o no) de que habían instalado calefacción en la caseta del perro. Creo que fue en aquel momento cuando los españoles decidieron abandonar la mesa camilla y el brasero para siempre. Isabel siempre marcando el camino.

Román Rubio
Mayo 2018

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