IRONÍAS DEL TIQUI-TACA
Con un 74% de posesión de balón y más de 1100 pases (en su inmensa
mayoría en horizontal o hacia atrás) La Roja ha sido eliminada del mundial de
Rusia. Fin del tiqui-taca. El partido contra la anfitriona fue tan frustrante y
aburrido que los grupos de whatsapp
echaban chispas. En mi caso, comoquiera que vi el partido solo en casa,
abrumado por el tedio, me dediqué a escribir mensajitos en los distintos grupos
de mensajería instantánea que, en su mayoría, como digo, no paraban.
El aburrimiento, que, según Unamuno, es el origen del arte, la novela y
otras tantas aportaciones a la humanidad, puede ser también motivo de
desavenencias indeseadas. Ya se sabe: si uno mata moscas con el rabo, cabe la
posibilidad de quitarle la vida a alguna mariposa. Me explico:
En uno de los chats en los que intervine se me ocurrió sugerir que, de
seguir el juego así, podría ocurrir lo que ya pasó con la División Azul: que
habría que regresar con el rabo entre las piernas. La mención de tan infausto
cuerpo de ejército, ofrecido por Franco a los nazis para la invasión de la URSS,
pareció ser demasiado para uno de los miembros del chat —persona apreciada por
mí, por otra parte— que consideró que el comentario podía pasar la raya de lo
que puede ser considerado como ironía, lo que a su autor (un servidor) le otorgaba
un estatus de algo así como un español nostálgico de aquellos lodos.
En otro de los chats califiqué la actuación española como “la debacle de
la Armada del Rey Católico”. Ya saben: así se conoce en muchos países a la
Invencible, la que no ganó batalla alguna. La analogía era, para mí, perfecta.
Había un rey, se llamaba Felipe, armó una poderosa Armada y la mandó a
conquistar el mundo (en su momento, Inglaterra) y, sin pisar tierra alguna de
su objetivo (la Selección marcó un gol, pero fue un ruso en propia puerta),
perdió la guerra. Pues bien; alguien del grupo encontró ofensivo el hecho de
que el que lo escribió (un servidor) mostrara su poco españolismo burlándose de
los males que aquejan a España.
En unos minutos tuve la desdicha (o el honor, según se mire) de haber
sido acusado —de manera implícita, eso sí— de “facha españolista” y de “enemigo
de la patria española”, lo que hizo plantearme lo siguiente:
1.- Que si a uno le condenan por algo y por lo contrario el mismo día es
que está, quizá, donde debe estar.
2.- Que la ironía es un arte difícil de administrar y que pone en
evidencia tanto al que la utiliza como al que la (mal)interpreta, y que el
español no es la persona más apta para valorarla.
3.- Que este país está innecesaria y exageradamente hipersensibilizado
con el asunto de la tribu, la nación, la patria, el país o lo que sea.
4.- Que los tribunales de pureza ideológica y patriótica están siempre
prestos al juicio sumarísimo.
5.- Que un servidor no pasaría la prueba del algodón en ninguno de esos
tribunales, cualquiera que fuera el sesgo.
6.- Que uno es algo bocazas, falta de la que yo mismo, aún
reconociéndola, me absuelvo aquí y ahora y no prometo redención alguna.
En fin, amigos; hasta el próximo mundial.
Román Rubio
Julio 2018
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