NI
PERRO NI GATO (de aquella color)
PETA (Personas por el Trato
Ético de los Animales, en sus siglas en inglés) es una organización no
gubernamental de carácter internacional cuyo cometido es la lucha contra el
maltrato animal con la que coincido en la mayoría de sus postulados. Me
horrorizo (como tú, lector) cuando veo las ocasionales imágenes de perros
entrenados acosando y matando a pacíficos animales salvajes o cuando vemos
reportajes sobre las condiciones de estabulación de animales de granja. No soy
vegano, por lo que tengo que convivir con la contradicción ética de aceptar la
cría estabulada de animales y la existencia de mataderos al tiempo que exijo que
lo que se tenga que hacer se haga con el menor sufrimiento posible.
Los animalistas de PETA han dado
otra vuelta de tuerca con una curiosa iniciativa: no solo hay que eliminar el
sufrimiento animal, sino que hay que eliminarlo del lenguaje, cambiando toda
suerte de refranes y dichos por otros más amables para con el mundo animal.
“Kill
two birds with one stone” (matar dos pájaros de una pedrada -de un
tiro, en español-) se convierte en “Feed
two birds with one scone” (alimentar dos pájaros con un bollo), y queda tan
bonito. Además, “stone” rima con “scone”.
“Be
the guinea pig” (ser conejillo de indias) se convierte en “Be the test tube” (ser tubo de ensayo,
literalmente, en español)
“Beat
a dead horse” (golpear a un caballo muerto) deviene “Feed a fed horse” (dar de comer a un
caballo alimentado).
“Bring
home the bacon” (traer el tocino a casa) proponen convertirlo
en “Bring home the bagels” (traer las
rosquillas “the bagels” a casa),
expresión que los españoles no tendríamos que adaptar puesto que no solemos
traer el tocino sino el pan para alimentar a la familia.
Por último, “Take the bull by the horns” (coger el
toro por los cuernos) se convierte en el ambiguo mensaje de “Take the flower by the thorns” (coger
la flor por las espinas) en un éticamente dudoso intento de transferir al
humano el sufrimiento animal.
Una vez adaptadas las crueles
expresiones, podemos ir buscando equivalentes a otros refranes propios del
español. Por ejemplo: “Matar moscas a cañonazos” se puede convertir en “acariciar
mosquitos con manoplas”, “matar el gusanillo” en algo como “dar de comer a la
solitaria” y habrá también que corregir a Quevedo cuando decía aquello de: “Bermejo, ni perro ni
gato de aquella color” por un más apañado: “Bermejo, al perro y al gato,
favorecedor”.
Y una vez corregido el
refranero, una vez limpiado este de cualquier matiz ofensivo para el animal, no
sea que de manera inadvertida nos esté oyendo el perro hablar de él de manera
irrespetuosa, vamos con la Constitución, tan denostada ella. Alex Grijelmo
publicó en la edición digital del Día de la Constitución (un día antes al anuncio de la supresión en el texto de los términos disminuido y minusválido) unas observaciones
sobre la posible y demandada corrección del texto para adaptarlo a una forma
inclusiva más amable. Si la adaptación atendiera a la reclamación hasta sus penúltimas
consecuencias, algunos artículos quedarían así:
Artículo 117:
“Los jueces y las juezas y los
magistrados y las magistradas no podrán ser separados ni separadas, suspendidos
ni suspendidas, trasladados ni trasladadas, jubilados ni jubiladas sino por
alguna de las causas y con las garantías previstas en la ley”.
Y el 159:
“Los miembros y las miembros
del Tribunal Constitucional deberán ser nombrados y nombradas entre magistrados
y magistradas y fiscales y fiscalas, profesores y profesoras de Universidad,
funcionarios y funcionarias públicos y públicas y abogadas y abogados, todos
ellos y todas ellas juristas de reconocida competencia”.
Obsérvese que en el 159 se
propone el término “las miembros” y no “las miembras”, como ha sido sugerido
por algunas personas, como testimonio de que aún hay territorio más allá del Rubicón.
Román Rubio
Diciembre 2018
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