domingo, 12 de mayo de 2019

Y EL PAÍS MENOS FEMINISTA DEL MUNDO ES… ¿DINAMARCA?


Y EL PAÍS MENOS FEMINISTA DEL MUNDO ES… ¿DINAMARCA?



Una encuesta entre más de 25.000 personas en 23 países descubrió que solo uno de cada seis daneses se considera feminista.




La encuesta concluye que solo una cuarta parte de las mujeres danesas se consideran feministas.
Es uno de los mejores lugares del mundo para ser mujer, con una brecha salarial muy baja, derechos de empleo igualitarios, servicios de guardería universales y uno de los países del mundo donde las mujeres obtienen las pensiones más altas.
En cambio, resulta una sorpresa descubrir que, en una encuesta global sobre las actitudes hacia el género, la igualdad de derechos y el movimiento MeToo, Dinamarca es uno de los países menos feministas del mundo.
La encuesta, llevada a cabo por el YouGov-Cambridge Globalist Project, a más de 25.000 personas en 23 grandes países, desveló que solo uno de cada seis daneses se considera feminista, un tercio dijo encontrar aceptable silbar a una mujer en la calle y dos de cada cinco mostraron una opinión desfavorable del movimiento MeToo.
“Es una pregunta difícil. ¿Qué es una ser feminista moderna?” Alega Helene Frost Hansen, una consultora de 37 años, mientras muerde un sándwich a la puerta de su oficina en la Plaza del Ayuntamiento de Copenhague. “Yo no quiero ser igual en todos los sentidos”.
De acuerdo con los datos obtenidos, solo una cuarta parte de las mujeres danesas se considera feminista, en crudo contraste con sus vecinas suecas, donde el 46% lo hace, y una proporción menor incluso que en países como Italia, España y el Reino Unido, países que, por el contrario, se encuentran muy por detrás de Dinamarca en igualdad entre los sexos.

Incluso la ministra para la igualdad Karen Ellemann declaró que no se consideraba una feminista cuando aceptó el puesto hace tres años.

De hecho, más mujeres danesas aceptan el hecho de que se les silbe que el de ser llamadas feministas, de acuerdo con la encuesta. Un tercio de ellas lo considera aceptable, la proporción más alta de ningún país después de Nigeria.
“A mí no me importa si se hace de una manera amable”, dice Hansen. “De hecho, lo tomo como un cumplido”, dice. “Muchas mujeres danesas dicen que les gustaría que los hombres fueran más como los del sur de Europa y que te dijeran si estás guapa”.

Rikke Andreassen, catedrática de Estudios de Comunicación en la Universidad Roskilde alega que una de las razones por las que las danesas toleran el acoso sexual de baja intensidad es la creencia de que lo que está hecho con buena intención debe ser disculpado.
“Tenemos una cultura en la que lo que dices no es racista o sexista si no lo haces con intención”, explica. Puedes tocar amablemente a una mujer en la medida en la que es “una broma”, explica, entonces, culturalmente vemos que no es tan malo”.
Ese puede ser parte del motivo de que el debate desencadenado por el movimiento MeToo ha prendido de manera tan diferente en Dinamarca de lo que lo ha hecho en Suecia, al otro lado del Estrecho de Öresund.
Solo el 4% de los hombres y el 8% de las mujeres de Dinamarca participantes en la encuesta manifestaron una expresión” muy favorable” hacia el movimiento MeToo, comparado con el 16% y 34% de Suecia y el 19% y 24% del resto de los países de la encuesta.

A Sara Pihl, de 32 años, que está paseando a su bebé en la céntrica Plaza Kultorvet, le preocupa que el movimiento MeToo haga que los hombres se inhiban en sus relaciones con las mujeres. “Creo que algunos hombres tienen miedo de hablar con las mujeres en el trabajo, por si se les acusa de algo”.

Las investigaciones de Andreassen sobre el movimiento MeToo ha descubierto que mientras en Suecia los medios de comunicación lo han tratado como un asunto político, en Dinamarca se le ha dado una cobertura en las secciones de cultura y opinión de los periódicos exponiendo a pocos hombres.
“Ha habido mucha gente escribiendo sobre el hecho de si es realmente cierto que las mujeres estén siendo acosadas o si están siendo demasiado susceptibles”, dice. “Y se han centrado mucho en lo que le ocurriría al hombre al que se le acusara falsamente”.

La catedrática sospecha que la resistencia a ver el acoso como problema puede ser el reflejo de la manera en que los políticos en Dinamarca, que han considerado el abuso sobre las mujeres como un asunto entre los musulmanes del país.
“Pero hay otra razón que quizá no deberías poner en mi boca”, dice, riendo. “Quizá mi país sea simplemente misógino”.

Traducido de The Guardian, 11/05/2019

Román Rubio
Mayo 2019





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