Y EL PAÍS MENOS
FEMINISTA DEL MUNDO ES… ¿DINAMARCA?
Una
encuesta entre más de 25.000 personas en 23 países descubrió que solo uno de
cada seis daneses se considera feminista.
La encuesta concluye
que solo una cuarta parte de las mujeres danesas se consideran feministas.
Es uno de los mejores
lugares del mundo para ser mujer, con una brecha salarial muy baja, derechos de
empleo igualitarios, servicios de guardería universales y uno de los países del
mundo donde las mujeres obtienen las pensiones más altas.
En cambio, resulta
una sorpresa descubrir que, en una encuesta global sobre las actitudes hacia el
género, la igualdad de derechos y el movimiento MeToo, Dinamarca es uno de los
países menos feministas del mundo.
La encuesta, llevada
a cabo por el YouGov-Cambridge Globalist Project, a más de 25.000 personas en
23 grandes países, desveló que solo uno de cada seis daneses se considera
feminista, un tercio dijo encontrar aceptable silbar a una mujer en la calle y
dos de cada cinco mostraron una opinión desfavorable del movimiento MeToo.
“Es una pregunta
difícil. ¿Qué es una ser feminista moderna?” Alega Helene Frost Hansen, una
consultora de 37 años, mientras muerde un sándwich a la puerta de su oficina en
la Plaza del Ayuntamiento de Copenhague. “Yo no quiero ser igual en todos los
sentidos”.
De acuerdo con los
datos obtenidos, solo una cuarta parte de las mujeres danesas se considera
feminista, en crudo contraste con sus vecinas suecas, donde el 46% lo hace, y
una proporción menor incluso que en países como Italia, España y el Reino
Unido, países que, por el contrario, se encuentran muy por detrás de Dinamarca
en igualdad entre los sexos.
Incluso la ministra
para la igualdad Karen Ellemann declaró que no se consideraba una feminista
cuando aceptó el puesto hace tres años.
De hecho, más mujeres
danesas aceptan el hecho de que se les silbe que el de ser llamadas feministas,
de acuerdo con la encuesta. Un tercio de ellas lo considera aceptable, la
proporción más alta de ningún país después de Nigeria.
“A mí no me importa
si se hace de una manera amable”, dice Hansen. “De hecho, lo tomo como un
cumplido”, dice. “Muchas mujeres danesas dicen que les gustaría que los hombres
fueran más como los del sur de Europa y que te dijeran si estás guapa”.
Rikke Andreassen,
catedrática de Estudios de Comunicación en la Universidad Roskilde alega que
una de las razones por las que las danesas toleran el acoso sexual de baja
intensidad es la creencia de que lo que está hecho con buena intención debe ser
disculpado.
“Tenemos una cultura
en la que lo que dices no es racista o sexista si no lo haces con intención”,
explica. Puedes tocar amablemente a una mujer en la medida en la que es “una
broma”, explica, entonces, culturalmente vemos que no es tan malo”.
Ese puede ser parte
del motivo de que el debate desencadenado por el movimiento MeToo ha prendido
de manera tan diferente en Dinamarca de lo que lo ha hecho en Suecia, al otro
lado del Estrecho de Öresund.
Solo el 4% de los
hombres y el 8% de las mujeres de Dinamarca participantes en la encuesta
manifestaron una expresión” muy favorable” hacia el movimiento MeToo, comparado
con el 16% y 34% de Suecia y el 19% y 24% del resto de los países de la
encuesta.
A Sara Pihl, de 32
años, que está paseando a su bebé en la céntrica Plaza Kultorvet, le preocupa
que el movimiento MeToo haga que los hombres se inhiban en sus relaciones con
las mujeres. “Creo que algunos hombres tienen miedo de hablar con las mujeres
en el trabajo, por si se les acusa de algo”.
Las investigaciones
de Andreassen sobre el movimiento MeToo ha descubierto que mientras en Suecia
los medios de comunicación lo han tratado como un asunto político, en Dinamarca se
le ha dado una cobertura en las secciones de cultura y opinión de los
periódicos exponiendo a pocos hombres.
“Ha habido mucha
gente escribiendo sobre el hecho de si es realmente cierto que las mujeres
estén siendo acosadas o si están siendo demasiado susceptibles”, dice. “Y se
han centrado mucho en lo que le ocurriría al hombre al que se le acusara
falsamente”.
La catedrática
sospecha que la resistencia a ver el acoso como problema puede ser el reflejo
de la manera en que los políticos en Dinamarca, que han considerado el abuso
sobre las mujeres como un asunto entre los musulmanes del país.
“Pero hay otra razón
que quizá no deberías poner en mi boca”, dice, riendo. “Quizá mi país sea simplemente
misógino”.
Traducido de The
Guardian, 11/05/2019
Román Rubio
Mayo 2019
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