CASABLANCA
— Y a ti, ¿qué demonios te trajo a
Casablanca?
— Mi salud. Vine aquí por las aguas.
— ¿Las aguas? ¿Qué aguas? ¡Si estamos
en el desierto!
— Me informaron mal.
Rick
va a lo suyo. No quiere salvar al mundo. Si acaso, quiere salvarse él. Lazslo,
en cambio, vive por y para los grandes ideales. Le mueven las palabras con
mayúsculas como Patria, Justicia y Libertad. Es del material del que están
hechos los héroes, los que se juegan el tipo por las mayúsculas. Y por ser
reconocido y loado por el pueblo. De la pasta de Gandhi, Mandela y sí, también de la de ciertos
políticos encarcelados en España por una bandera con estrellita. De la misma
pasta que está hecha la capitana del Sea Watch, Carola Rackete, encarcelada y
desencarcelada unas horas después por la justicia italiana acusada de desobediencia
a la autoridad naval y responsable de colisión con una lancha policial, o algo
así.
En
realidad, este artículo me sirve de expiación y de justificación ante muchos
amigos que han inundado las redes sociales con la petición de la firma de apoyo para la liberación de la valiente
mujer y el hecho de que yo haya ignorado la petición. Siento haberles
decepcionado.
Trataré
de explicarlo (y explicármelo).
Hace
unos meses, Pascual Durá, capitán y armador del barco “Nuestra Madre de Loreto”,
de Santa Pola, rescató en el mar a doce
migrantes que andaban a la deriva y todos vivimos la angustia del marinero y
sus apremiantes gestiones para conseguir el permiso de entrada a un puerto
seguro en el que poner a salvo cargamento tan sensible. Este hombre, Pascual
Durá, no quería ser un héroe. No lo buscaba. Él y su tripulación llevaban en el
mar cerca de un mes con el propósito, no de encontrar migrantes y ponerlos a
salvo, nada más lejos de sus pretensiones. Solo querían volver a puerto con la
bodega del buque llena de marisco que, a la postre, habría de servir para poner
la comida en la mesa familiar y comprar al chico la Play Station que pedía para
Navidad. ¡Ah!, y ver de reformar el baño y la cocina, como pedía su mujer.
En
el camino se encontró con unas personas en peligro y el hombre hizo lo que
tenía que hacer: ponerlas a salvo. Como Rick, el de Casablanca. En su momento,
y en contra de lo que podría ser su voluntad de hombre que va a la suya (y a la
de los suyos), hizo, ni más ni menos, lo que tenía que hacer.
Mis
héroes no son los Lazslos de este mundo. Siempre me ha resultado más fácil
iniciar una gran amistad con tipos como Rick. O Pascual Durá. Pedidme la firma
para tipos como el de Santa Pola.
Román
Rubio
Julio
2019
Amic Román, sol coincidir amb els teus articles. No en aquest cas. Em quede amb la capitana germana, síntesi d'Ilsa i Lazslo. Rick ens enamora a tots, i sobretot a totes, però Carlos li guanya la partida. Una abraçada des de la discrepància.
ResponderEliminarÒbviament em referia a Carola, la capitana, la meua capitana.
ResponderEliminarYo, amigo Berni, me sigo quedando con Rick, el de Santa Pola y con todos aquellos que nunca, pero nunca, han tenido intención de ser héroes.
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