NEGRO
PEGA A NEGRO
Ríos de tinta (permítanme la expresión), no; océanos
han corrido sobre el incidente. Cada cual en este país —y en los otros— ha dado
su opinión al respecto, con lo que yo, aunque tarde, no me voy a quedar atrás.
Lo que hizo el tal Smith no tiene nombre; es una villanía tal que entrará en
los anales de las afrentas mayores de la historia del espectáculo. Para el
público y para los protagonistas: para el presentador chistoso, pero sobre todo
para el agresor. ¿Qué director o productor de cine va a considerar a semejante fanfarrón como protagonista de su próxima película? ¿Cuántos monologuistas dejarán
de empezar su espectáculo con la frase “no estará por aquí Will Smith, verdad”
para jolgorio del público?
Es verdad que los chistecitos —al parecer, obligatorios—
de los presentadores de esa y otras galas similares hacen sobre los asistentes
están a menudo fuera de lugar y pueden resultar hasta hirientes, pero de alguna
manera obliga a los aludidos a mantener la forzada sonrisa, al igual que hay
que aplaudir cuando el premio se lo dan a otro o se ahorra uno el comentario de
lo mal que le sientan a la vecina sus últimos retoques faciales. A eso llamamos
civilidad y es lo que hace que no vayamos por ahí a mamporros.
Y dicho esto, el otro día vi el titular que el
periodista Carlos Herrera dio a propósito del incidente: “¿Se imaginan si
hubiese sido un blanco el que sube al escenario y hubiese abofeteado a un negro?”
Ostras, es verdad; pensé yo. Por ejemplo, que en vez de haber sido el fantoche
de Bel-Air hubiera sido un rubito wasp
como Kevin Costner o Brad Pitt. Habría sido algo inaudito, impensable, que
habría removido los cimientos de la sociedad. El esclavismo, la supremacía
blanca. Blanco pegando a negro.
Imaginemos ahora otro escenario: negro pega a
blanco. Buenafuente (primero que me viene a la mente) hace un chiste en los
Goya y un actor negro ofendido sube al escenario y le cruza la cara. Excelente
noticia para Vox y sus compadres. ¿Adónde vamos a llegar con tanta apertura y
tanta transversalidad?
Tercer escenario posible: es Bardem el que sube y pega
al monologuista al haber usado este un chiste sobre su mujer Sí, ya sé que esta
posibilidad es más remota puesto que Javier es un hombre inteligente y educado,
pero, ateniéndonos al asunto racial en beneficio del argumento: ¿Se
consideraría a Bardem un hombre blanco o de color? Recordemos que a Banderas se le catalogó como
no blanco por la prensa americana cuando fue nominado por Dolor y Gloria en el 2020.
Hay algunos otros escenarios, más difíciles de
contemplar pero igualmente interesantes porque añadirían el tema de género: el
de que una mujer pegue a otra mujer, que una mujer pegue a un hombre o el más
inverosímil de todos: que un hombre pegue una bofetada a una mujer por un chiste
fuera de lugar en un sitio como el escenario del teatro Dolby de Los Angeles. A
todo esto pueden añadir el asunto de raza en la coctelera. Ya digo, estas
posibilidades son mucho más remotas puesto que la mujer, afortunadamente, no suele
expresar su frustración, enfado o incluso ira con ese punto de violencia que
tienen algunos hombres.
Que siga así.
Román Rubio
Abril 2020
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