TABARNIA
Para empezar: Tabarnia es una astracanada, una boutade, algo absurdo, inexistente,
innecesario, felizmente irrealizable e insensato, pero permítanme que catalogue
la idea como muy, pero que muy, divertida.
Me encanta que haya salido a la luz. Hace semanas en que elucubré en uno de mis
artículos sobre el hecho de que, en el caso de una eventual independencia de
Cataluña, la comarca del Llobregat (con L’Hospitalet, con lo que llegarían a
sumar cerca del millón y medio de habitantes), de aplastante mayoría unionista,
solicitara un referéndum de independencia de Cataluña para poder, de ese modo,
anexionarse a España. No sería algo muy distinto de lo que ocurrió en Irlanda
con la creación de Irlanda del Norte, propiciando la segregación de los condados de mayoría británica (por cierto,
de mayoría no-autóctona, como en Cataluña). Me permitía barruntar que el nuevo
estado de la República Catalana se negaría a tan disparatada iniciativa
apelando a la sagrada integridad del territorio, que es, ni más ni menos, lo
que argumenta España ante el ataque independentista.
Hoy, clarificadas las mayorías tras las últimas
elecciones, aparece esta nueva broma de Tabarnia cuya existencia no haría sino
prolongar el absurdo “democrático” ad
infinitum, puesto que tal o cual comarca podría solicitar un referéndum de
independencia seguida de tal o cual municipio, tal o cual barrio y tal o cual
calle, finca o fábrica, llegando a un modelo anarquista de autogestión que, por otra parte, tiene gran tradición en Cataluña
(recuérdese la época Durruti y el predicamento que hoy en día parece tener entre
los de la Cup). Intuyo, sin embargo, que no es lo que reclama la mayoría
independentista. No veo a Mas y a Junqueras en ese modelo autogestionario y asambleario
de municipios, fábricas y comunas. Y menos a los Pujol.
Si en el plano lógico y práctico Tabania no tiene
mucho sentido no deja de ser una deliciosa broma, una falacia que tiene la
condición de desnudar todos los tópicos independentistas uno por uno a la
manera de los sofistas: sigo tu razonamiento hasta que te llevo a un absurdo y,
de este, modo, te llevo al espejo para que aprecies tu decrepitud.
Usando los propios argumentos independentistas no se le puede negar el derecho a la
segregación de Cataluña si hay un respaldo popular mayoritario, genera mucha
más renta que el resto de la Cataluña (rural) interior provocando una
transferencia de riqueza unidireccional (Cataluña nos roba), Tabarnia sólo
quiere votar, vocearían los ciudadanos en sus celebraciones identitarias y la
nueva Comunidad sería (y esto es totalmente cierto) acogida automáticamente en
Europa. ¿Qué les parecen los argumentos para la independencia tabarnesa, tabernaria, tabalandrina
o comoquiera que se llamara?
Señores independentistas: tienen derecho a serlo,
pero, por favor, no disfracen sus argumentos. Digan que hay una base tribal,
étnica y cultural sobre quién es el legítimo dueño de un territorio. Que hay
una tierra entre el Ebro y los Pirineos (o más allá y hasta más acá) propiedad
de los Puigdemont, Casamajó, Punsatí, Pujol, Turull, Pujol… y que los García,
los Hernández y los Arrimadas si quieren voz y ley que la hagan en sitios como
Jaén y así. Yo lo entiendo. Como lo entendía, y así lo expresó, Marta Ferrusola
cuando escuchó que un tal “Montilla” iba
a ser el nuevo President. Pero sean sinceros. Yo mismo no estoy seguro
de que no tengan razón, pero sean honestos y no disfracen su discurso con cosas
como “libertad de los pueblos”, “derecho inalienable a decidir”, “España
franquista y antidemocrática” porque luego llega el esperpento de Tabarnia y
les saca los colores. Bueno, menos al Rufián de la República, Gabriel Bufón,
que ya ha calificado a Tabarnia como Una, Grande y Libre. Como la Cataluña que ellos
proponen: Una (indivisible), Grande (bueno, no tanto) y Libre (desligada de la
España opresora).
Román Rubio
Diciembre 2017