Al principio
de cada año parlamentario y tras las elecciones generales, en el Reino Unido se
produce un curioso evento, por su llamativo protocolo, más que nada: el Discurso
de la Reina (“Her Majesty’s Gracious Speech”), pronunciado -leído, en realidad-
en el salón principal de la casa de los Lores del Parlamento de Westminster. Es
la única ocasión en que tiene lugar la participación conjunta de los tres
estamentos que constituyen el sistema parlamentario inglés: la Casa Real, la
Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes.
El pasado 27
de mayo tuvo lugar el vistoso acontecimiento en el que la Reina Isabel II,
acompañada de su marido Felipe de Edimburgo y del Príncipe de Gales y señora,
entró al Parlamento y anunció lo que iba a ser la próxima legislatura, una
legislatura conservadora pura en que se van a discutir (y con certeza, aprobar)
nuevas leyes reguladoras de la inmigración en las que se dará la potestad al
gobierno de bloquear cuentas corrientes de inmigrantes irregulares, abolición
de la ley de Derechos Humanos aprobada por Blair para armonizar en marco británico
con el de la Unión, nueva y severa legislación antiterrorista que permitirá a
la policía, de manera cautelar, retener a sospechosos y medidas de responsabilidad
fiscal y lucha contra el déficit. En fin, nada nuevo en el mundo
conservador. Ah, bueno: y la medida
estrella de llevar a cabo lo antes posible el referéndum por el que se
preguntará al pueblo británico: “¿Cree usted que el Reino Unido debería seguir
formando parte de la Unión Europea?”
Y es que, la
Reina no tiene nada que ver en la elaboración del texto de su discurso. Es
responsabilidad del gobierno la redacción del mismo, y Su Majestad, con su
vocecita de cabritillo en prueba oral y su improbable acento pronuncia en
primera persona lo que será la agenda del gobierno.
Pero si el
contenido del evento es peculiar, la forma lo es hasta el delirio. Comienza con
una procesión en carroza dorada y negra por las calles de Londres, acompañada
por la colorista y colorida guardia a caballo. Al llegar al Parlamento, en
Westminster, la Reina accede a su interior portando la corona y vistiendo una
enorme capa de armiño ayudada por pajes. Allí, una vez sentada en el trono de
la Cámara de los Lores, manda al representante real en el Parlamento -Black
Rod- a anunciar su visita a los Comunes. La tradición establece que la Reina (o
Rey) de Inglaterra no puede pisar esta cámara; esto es así desde 1642, en que
un Estuardo, Carlos I, que murió ejecutado tras la Guerra Civil, mandara
arrestar a algunos miembros de los Comunes, lo que se dio lugar al veto al
monarca en el lugar.
https://www.youtube.com/watch?v=9o65Ap7nC8w (Aquí puedes ver la ceremonia de Black Rod)
Por este
motivo Black Rod, se desplaza ceremoniosamente hacia el salón de los Comunes
para anunciar la llegada de la Reina al Parlamento. Cuando se encuentra ante la
misma puerta de la cámara, ésta se cierra de golpe en sus narices. El
comisionado real golpea tres veces la puerta con el pomo de la vara que porta y
ésta es abierta por un ujier. Black Rod se dirige al Presidente de la Cámara
(Mr. Speaker), comunica la presencia de la Reina en el edificio e invita a él y
al resto de los comunes a escuchar “Her Majesty’s Gracious Speech”.
Black Rod y
Dennis Skinner
Desde el año
1990, el diputado laborista Dennis Skinner suele proferir una frase graciosa en
voz alta que produce la hilaridad de la cámara pero este año se mantuvo,
sorprendentemente, callado. El año anterior, ante la convocatoria de Black Rod
gritó: “Última llamada a la coalición”, refiriéndose a la coalición de
conservadores y liberales. Tuvo razón, pero no como hubiese querido. En 2006,
tras el éxito de la película La Reina gritó: ¿Ya tienes a Hellen Mirren en el
escenario? A continuación, la totalidad de los congresistas siguen en procesión
al personaje y al Seargent of Arms a
la presencia de la Reina y escuchan el discurso, que será motivo de discusión
en la cámara baja durante los siguientes seis días.
En fin, la
vieja Inglaterra con su boato y sus tradiciones en estado puro.
Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015